Historia del Objeto |
EXPOSICIONES:
1984
Broto. Peintures, Galería Adrien Maeght, París, 22 noviembre - 31 diciembre (individual)
1994
Los años pintados, Palacio de Sástago, 4 octubre - 27 noviembre
2013
Autores de nuestro tiempo. Sala 03, IAACC Pablo Serrano. Del 4 de julio al 8 de septiembre
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Clasificación Razonada |
Con una trayectoria de aproximadamente cinco décadas, José Manuel Broto se encuentra entre los creadores españoles más relevantes e influyentes de los últimos tiempos. Broto inició su carrera en la Barcelona de los años 70 cuando la pintura, y otros medios tradicionales, habían sido relegados por el discurso hegemónico del Arte Conceptual. En este contexto, a Broto se le reconoce no solo una obstinada defensa de la pintura sino también por haber contribuido de forma ejemplar a su desarrollo hasta convertirse en un verdadero referente internacional.
Esta pintura pertenece al final del período barcelonés de Broto, uno de los más fecundos de su producción, y en el que formó parte del Grupo Trama hasta finales de los setenta. Este colectivo compartía los principios artísticos que preconizaban la "vuelta a la pintura". La obra de Broto, notablemente influida por el expresionismo abstracto, ha sido también relacionada con algunos postulados minimalistas y definida por J.M. Bonet como "Impresionismo abstracto"; de hecho él es uno de los mayores exponentes de la llamada Pintura-pintura, y por tanto uno de los artistas que más ha reivindicado la abstracción frente a la figuración y al arte conceptual. Siempre consideró que las dos dimensiones del lienzo constituían el ámbito idóneo para la representación artística, creando en sus obras un espacio capaz de provocar infinitas evocaciones y sugerencias por medio de composiciones deliberadamente abstractas. Broto prescinde del mayor número de elementos, creando unas composiciones extraordinariamente sintéticas en las que superpone una serie de signos abstractos muy gestuales de gran capacidad metafórica y sugestiva que flotan sobre la superficie de cada lienzo. La importancia concedida al vacío, el uso de gamas cromáticas intensas, que crean multitud de contrastes y armonías que aparecen suspendidas en atmósferas cristalinas y silenciosas, son características presentes en toda su obra.
Junto con el cuadro "Subida a la Montaña", "El paso requerido" formó parte de la primera exposición de Broto en la Galería Adrien Maeght de París, ambos pintados en 1984, un año extraordinariamente fecundo e importante en la producción de Broto. En ese año realiza varias pinturas con recreaciones de grandes paisajes y elementos arquitectónicos introducidos en los mismos, retomando temas eternos en la historia de la pintura. Las arquitecturas antiguas se mezclan con el paisaje a modo de testigos románticos de una historia arruinada, en una nueva visión de lo pintoresco. Ambos cuadros son oscuros y melancólicos, éste construido con un sencillo esquema compositivo, en el que llama la atención el motivo zigzagueante que atraviesa el lienzo en vertical en el centro de la zona inferior. Como apunta Bonet, el lírico, feliz y efusivo Broto, casi monetienao, revelado a comienzos de los ochenta, empieza a convertirse en este año en un místico y visionario, y a recorrer territorios menos amables que aquellos donde anteriormente había descansado.
Es la época de la contraposición entre sus paisajes y los elementos antrópicos introducidos en ellos (puentes, escaleras, torres y otras arquitecturas); en este caso un geométrico sendero que penetra entre esquemáticas montañas en medio de las tinieblas, "paso requerido" hacia la luz.
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